Cachorro ciego casi sacrificado porque su dueño así lo deseaba
Es bastante frecuente que los perros nazcan con algún tipo de discapacidad. Cuando esto ocurre, corresponde a los propietarios ayudar al cachorro y a la madre a sobrellevarlo lo mejor posible.
Por desgracia, muchos propietarios no pueden permitirse pagar los medicamentos necesarios para perros discapacitados, o simplemente no quieren hacerlo.
En esta historia vamos a hablar de un cachorrito al que casi le practican la eutanasia porque así lo quiso su dueño.
Un difícil comienzo en la vida
Cuando Bing Bong abrió los ojos al mundo por primera vez, no podía ver nada en absoluto. Su ceguera le hizo la vida más difícil.
Pero lo que lo hacía aún más difícil era que su propia madre no comprendía sus necesidades especiales.
No sabía cómo cuidar a un cachorro que era diferente, así que lo atacó, pensando que estaba ayudando.
El dueño de Bing Bong estaba muy preocupado y pensó que lo mejor sería dejarlo marchar.
Pero por suerte había un veterinario comprensivo que dijo: "No, no vamos a abandonarlo".
El plan del veterinario
El veterinario sabía que Bing Bong necesitaba más ayuda. Decidió llevarse a Bing Bong a su propia casa y encontrar una familia cariñosa que cuidara de él. No quería ver sufrir a este valiente cachorro.
La nueva mamá de Bing Bong
El veterinario siguió con su plan y llamó a Kim. Le preguntaron si podía ocuparse de Bing Bong y sin dudarlo dijo: "¡Sí!".
Kim se convirtió en la nueva madre de Bing Bong y prometió darle todo el amor y los cuidados que necesitara. Ella fue su guía en un mundo que él no podía ver.
La nueva vida de Bing Bong
Como cachorro pequeño, Bing Bong necesitaba muchos cuidados y atención.
Kim y su familia se aseguraron de que tuviera todo lo necesario para convertirse en un perro feliz y sano.
Aunque no podía ver, Bing Bong empezó a crecer hasta convertirse en un perro hermoso y juguetón.
Se hizo amigo de otros perros en su nuevo hogar y estaba lleno de alegría, a pesar de sus dificultades.
Kim utilizó su voz para guiarle y juntos desafiaron al mundo.
La pelota de Bing Bong
Bing Bong tenía una pelota verde especial que le encantaba. Cuando llovía, se pasaba horas jugando con ella.
Rara vez soltaba su juguete favorito y se resistía a compartirlo con nadie.
El balón se convirtió en un símbolo de su felicidad y determinación.
Siestas y mimos
Otra cosa que alegraba la vida de Bing Bong era acurrucarse en una manta suave y echar largas siestas con sus amigos.
Era el cachorro más feliz del mundo y estaba claro que había encontrado una familia cariñosa que haría cualquier cosa para que se sintiera feliz y contento.
Es realmente maravilloso cuando personas como Kim y el veterinario, que se negaron a abandonar al pobre cachorro, devuelven la confianza en la humanidad.
Gracias a ellos, ahora puede disfrutar de las cosas buenas de la vida y vivir muchas aventuras divertidas.
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