Dos pobres cachorros se cuelan en un colegio y esperan encontrar por fin un hogar propio
Encontrar un refugio seguro es difícil para los perros callejeros.
Haga frío o calor, necesitan cobijo para sentirse seguros.
Los equipos de rescate suelen encontrar perros escondidos en edificios abandonados o cajas de cartón. Pero los perros de esta historia encontraron un hogar temporal único.
Encontrar un refugio
En un pequeño pueblo de California, había dos cachorros llamados Maggie y Mack.
No tenían casa propia, así que vivían en la calle, buscando comida y cobijo cada día.
Un día soleado, Maggie y Mack encontraron refugio en el patio de un colegio.
Estaban cansados y asustados, pero sabían que necesitaban un lugar seguro donde descansar.
Una mano amiga
Cuando Suzette Hall, fundadora de la organización de rescate californiana Logan's Legacy 29, recibió un mensaje de una amiga que trabajaba en un colegio cercano, se sintió muy triste.
Su amiga dijo que dos perros habían encontrado refugio en la escuela porque no tenían otro sitio adonde ir.
Cuando ella y algunos profesores los encontraron, se acobardaron y se asustaron mucho.
Cuando Hall vio las fotos de los perros, no pudo evitar echarse a llorar.
La forma en que los dos cachorros blancos miraron al personal de la escuela y pidieron ayuda le rompió el corazón.
Hall decidió recoger a los perros inmediatamente. Pero de camino a la escuela, sufrió problemas con el coche y se retrasó varias horas.
Afortunadamente, el personal de la escuela no se hizo esperar.
Idearon un plan para llevar a los asustados perros a un lugar más seguro mientras esperaban a Hall.
Un valiente cuidador llevó a los cachorros a un retrete vacío y los profesores se turnaron para cuidarlos e intentar darles de comer.
"Una profesora les había dado su almuerzo, pero había brócoli por todas partes. Al parecer, no les gusta el brócoli", escribió Hall en Facebook.
Un final feliz
Cuando Hall consiguió por fin llegar a la escuela, no podía creer el estado físico de estos perros.
"Sinceramente, no me lo podía creer cuando los vi. Llevaban rastas y [estaban] tan sucios... parecían dos pequeños [vagos]", añadió Hall.
Con la ayuda de Suzette, Maggie y Mack fueron llevados a un hospital donde les dieron un baño caliente y les cortaron el pelo.
Se sentían mucho mejor.
El personal del hospital cuidó muy bien de ellos y se aseguró de que estuvieran sanos.
Tras su estancia en el hospital, Maggie y Mack se fueron a vivir con una familia de acogida.
Al principio estaban un poco asustados, pero con cariño y paciencia, pronto aprendieron que estaban seguros y que se les quería.
Un futuro brillante
Ahora Maggie y Mack esperan que alguien los adopte y les dé un hogar para siempre.
Pero hasta entonces, están felices y contentos, rodeados de personas que se preocupan por ellos.
"Capa a capa, iremos dejando atrás el pasado. Pero por fin están a salvo", dice Suzette con una sonrisa.
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